Hoy recibimos con mucha alegría a dos ex estudiantes de nuestra escuela, Valentina Morales y Octavio Reinetti, quienes actualmente cursan la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional del Comahue.
La visita se dio en el marco del Proyecto de Vida, iniciativa que impulsamos desde hace varios años desde el área de Informática, con el objetivo de acompañar a nuestros estudiantes en la construcción de su futuro académico y profesional.

Valentina y Octavio compartieron con los cursos presentes sus experiencias personales y sus sentimientos en torno al desafío que significa el paso de la secundaria a la universidad. Hablaron sobre el manejo de las emociones, las frustraciones que aparecen en el camino y las diferencias en los niveles de exigencia que se presentan al ingresar a la vida universitaria.
Entre sus testimonios, destacaron frases como:
“En la secundaria leía de un día para otro, en la facultad eso no alcanza, se debe estudiar todos los días”,
“Tener que estar todo el día estudiando para mí fue un cachetazo”,
“Acá en la secundaria dicen ‘no trabajo si no es con mi amigo’, en la facultad se trabaja con quien trabaja”,
y también la reflexión: “Resumir… no es lo mismo resumir un texto corto. Nos hubiera gustado que en la secundaria nos den materiales más largos”.
Al ser consultados sobre qué consejo le darían a quienes hoy cursan 5to año, respondieron:
“Que aprovechen el tiempo, que no dejen materias en curso”.
Agregaron además que “está bueno informarse sobre las distintas ramas de la carrera, porque hay muchas”, y reconocieron que “de la secundaria sentimos que no se generó el hábito de lectura”, algo que luego resultó clave en la universidad.

También dejaron un mensaje directo a los estudiantes:
“Escuchen a los profes. Cuando estaba en 5to los profes nos hablaban de la facultad y no les daba bola, y ahora sé que todo lo que me dijeron sucedió. No es para meter miedo, es la realidad. En la facultad a los profes no les importan los problemas personales que pueda tener cada alumno”.
Finalmente, rescataron lo positivo de esta etapa: “Algo bueno es la semana de ingresantes que organiza la facultad. Además, armás amigos, armás grupos… no conocés a todos, pero se va generando un espacio nuevo. Más allá de todo, disfrutamos de lo que hacemos, vale la pena ir a la universidad: conocés un montón de personas, experiencias de vida, te abre la cabeza, hay diversidad de situaciones personales y familiares, de diferentes edades. Los profes son muy profesionales, tienen mucho estudio”.
Y remarcaron un punto clave para los actuales estudiantes: “El uso de las herramientas informáticas nos sirvió mucho, sobre todo el uso de la plataforma. Los profes suben todo a la plataforma, y las inscripciones a materias y exámenes también son a través de la plataforma. En la facultad no está el profe para consultarle todo, te apoyás mucho en el compañero”.
Para cerrar, hablaron sobre lo que implica mudarse a otra ciudad:
“Al vivir en otra ciudad no tenés a nadie que te diga lo que tenés que hacer. El secundario es obligatorio, la facultad no es obligatoria. Yo no sabía cocinar y ahora me tengo que cocinar todos los días. No estamos tan lejos, pero se extraña. No tengan miedo a las residencias: está bueno, no estás tan solo, compartís con el resto de los que viven allí”.
Sus palabras dejaron en claro tanto los desafíos como las oportunidades de la vida universitaria, resaltando la importancia de la constancia, la organización, la apertura y la perseverancia. Fueron testimonios muy valiosos para los estudiantes que están transitando el último tramo de su paso por la escuela.
Agradecemos profundamente a Valentina y Octavio por su generosidad y compromiso, y celebramos estos espacios de encuentro que fortalecen los lazos entre egresados y estudiantes actuales.
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